viernes, 12 de marzo de 2010

José Luis Oliva sobre 40 Barcos en Casa del Poeta

Barcos en guerra, poetas independientes para la comunidad

•42 editoriales "independientes" presentan a cuatro de sus mejores poetas en esta antología, bajo el sello de "Versodestierro"

Por Moisés Pérez

DISTRITO FEDERAL, México, 03/03, (N22).- La antología 40 Barcos de guerra es una colección de poemas realizada a partir de editoriales independientes mexicanas con el propósito de dar a conocer el trabajo de autores poco difundidos. El libro publicado por VersoDestierro, que integra los escritos de 168 poetas y 42 firmas editoras, fue presentado este martes en la Casa del Poeta Ramón López Velarde.

En entrevista para N22, Adriana Tafoya, escritora y editora de VersoDestierro, explicó que la antología poética rescata proyectos provenientes de todo el país, considerados marginales, debido a su poca difusión, a consecuencia de la situación económica. "No todo el país goza de tener esas ventajas como es en el Distrito Federal, en el centro del país, donde hay más posibilidades de apoyo".




"Cada grupo con el que se trabajó tiene una idea muy distinta de lo que es la independencia. Son muy distintos los criterios con los que valoran la poesía. Lo que sí los atrajo a todos fue la intención de, por primera vez, una alianza de trabajo para ponernos de acuerdo y que cada trabajo fuera valorado por sí mismo", añadió Tafoya.

La escritora comentó que la antología surge como una estrategia para aproximar la poesía al mayor número de lectores. El título ha sido presentado en las ferias editoriales más importantes de México, como en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, y en Feria Internacional del Libro del Zócalo, en octubre de 2009.

Sobre la continuidad de proyectos de esta magnitud, la representante de Verso Destierro aseguró que podría aplicarse a otros géneros como el cuento corto, cuya extensión tendría que ser presentada en varios tomos. "Bien se podría llegar a realizar si los editores vieran que funciona y que pudiéramos unirlos, y así podría no sólo hacerse un libro sino una colección".




Por su parte, José Luis Oliva, especialista en redes empresariales en internet, dijo que el libro plantea un punto de relación entre los artistas y editoriales jamás visto en México. "En el más estricto sentido de la palabra es un proyecto anarquista, en cuanto a que privilegia el bien común sobre el bien individual".

Oliva, titular del proyecto Arte 2.0, en el que analiza el arte en la época actual a través de la colaboración en redes, calificó la publicación como un libro histórico, a nivel mundial, "en el cual editoriales independientes se juntan y muestran a cuatro poetas, va mucho más allá de las antologías, lamentablemente tan viciadas en México".

"Ésta es una antología real porque es una antología que se hizo entre todos, 42 editoriales que participaron hicieron una gran selección de sus cuatro mejores poetas. Un poeta que vea a otro (poeta) que está publicado en esa misma editorial, libremente, es un cambio radical entre la gente que hace poesía", puntualizó el investigador.

Durante la presentación, se llevó a cabo la lectura de poemas de la colección, a cargo de sus autores, en la que participaron Gabriela Baltazar, José Miguel Lecumberri, Karina López Vázquez, Javier Gaytán y Eduardo Oláiz.

martes, 9 de marzo de 2010

Parte de Guerra: 40 barcos surcando allende la palabra




Presentación en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 2 de marzo de 2010
durante el Encuentro Nacional de Literatura "Al sur de la palabra"

“…recordando a J. M. Coetzee, por más indescriptible que se presenten el neo-oscurantismo y el holocausto simbólico-mental, habrá siempre un arte y una poesía de resistencia que lo desenmascare, describa y desafíe… “

Carlos Fajardo.

“…puño encomiéndate al grito, grito encomiéndate al golpe…”

José Carlos Becerra.

Por Lorenzo Morales Malasangre

El Libro 40 Barcos de Guerra: Antología de poesía y sus editoriales, no se trata tan sólo de una suma de voluntades algebraica, sino más bien la anexión de este resultado, a un ajuste cuentas con la historia; al menos con aquella donde a predominado el vedetismo, la exclusión y el ninguneo por parte de un sistema político cultural que denosta, etiqueta y bloquea todo aquello que huela a arte emergente, alternativo e independencia.

No es nada nuevo esta indicación de “omitir la periferia”, mucho más de una razón de estética, a los creadores fuera del grupo cultural dominante se les tiene animadversión. Quizás por ello, la mayoría de los creadores forjados desde la provincia, salen de ella en la búsqueda de su particular sueño americano, urgidos por el reconocimiento y la aceptación de un centralismo canónico que disfruta el espectáculo y se yergue como la última palabra, como la única autoridad en la materia.

Tampoco es un fenómeno nuevo que la mayoría de estos creadores que cruzan esta “frontera”, ni siquiera vuelvan la vista atrás, que vean la periferia de su nuevo entorno, la provincia de su origen, como un estigma que pudiesen borrar.

Aquí radicaría en todo caso uno de los aciertos de este libro, establecer a partir de su publicación, la otra cara de esa moneda, el contraflujo de otra historia. Otro de sus tinos sería esta cualidad de “muestra referencial”, el ser resultado de la diversidad de cuarenta y dos criterios editoriales independientes, que reunidos para discernir acerca de las experiencias que han tenido a partir de la creación de sus editoriales, proponen sus resultados bajo una crítica diversa que por fortuna difiere en algunos casos, pero no así en la convicción de su independencia, la coyuntura cultural, los problemas “logísticos” y “financieros” a los que se enfrentan.

Esta antología pues, establece aun en la naturaleza de su arbitrariedad, (pues sabemos que no son todos los que son, ni son todos los que están) la declaración de principios de los cuarenta y dos sellos independientes que se arriesgaron a esta odisea y aún contra corriente, desde sus ámbitos geográficos y generacionales, han puesto a transitar, a pesar de la tormenta, a ciento sesenta y ocho poetas mexicanos, en el ojo del huracán más catastrófico: El desconocimiento.

Ante este panorama, no esta de más celebrar la iniciativa de Andrés Cisneros y Adriana Tafoya (Verso Destierro, editores) con la que a partir del 2008 emprendieron la búsqueda y el concilio de este proyecto en conjunto que permitiera extender la presencia de los creadores de distintas zonas a las manos de los lectores. Esta insólita asociación de editores y colectivos Independientes, plantea salvaguardar la diversidad editorial, la difusión de las obras en ciernes, además de incluir todas las formas posibles de colaboración colectiva.

Para Molinos de Acentos Editores, esta “otra” antología es la conformación de una búsqueda, la legitimación de una duda, de la sospecha de que “algo”, en alguna parte, ha quedado inconcluso.

Por ello esta antología tiene un nombre de guerra. Dice Adriano Remura, que es una guerra moderna que intenta demostrar que el centralismo es un gran hoyo negro y que no hay elementos para negar el inicio de otra lógica para materializar las cosas.

En Tabasco, no nos sorprende el desconocimiento automático. Aunque este indicio se derive de tres situaciones extremas. Por un lado esta ese desconocimiento automático causado por esta sintomologia de la que hablamos anteriormente, producto de los quereres del poder cultural en turno. Por otra parte se encuentra esta omisión causada a raíz de la dinámica poblacional de las nuevas camadas que se forman y conforman sobre el vasto territorio de la creación, como parte natural del relevo generacional, el parricidio intelectual, o el adoctrinamiento a ultranza. Y por último se encuentra este autodesconocimiento a razón de la intransigencia y la radicalidad de ciertos grupos que a pesar de la calidad de las obras que realizan, prefieren en extremo, una labor silenciosa que desencanta lo marginal, lo independiente, lo alternativo y les ciñe un papel poco participativo.


Molinos de Acentos se asume pues como una editorial insurgente, orquestada desde el sur de este imaginario cultural. Al igual que Verso Destierro(México, DF) Amarillo Editores (Estado de México), Ediciones Unicornio (Chihuahua), Ediciones Clandestinas (Estado de México), Taller de Cartago (Iztapalapa), Ediciones Flor y Canto (Ciudad de México), Editorial Atemporia (Sinaloa), Poetas en construcción (Ciudad Nezahualcóyotl), La Tarántula Dormida (Acapulco) entre muchas otras, establece también su propias coordenadas en este adiestramiento de búsqueda en torno a la creación y difusión de quienes requieren promover y someter a juicio, la muestra relevante de su obra.

Por esto tomamos parte en esta flota que avanza desde el sur hacia la descentralización de los cánones, que se suma a este estado de sitio, este romper el toque de queda, buscando continuar este reclamo antiguo, esta lucha aun más antigua, esta batalla que desde su autogestión, entablaron mucho antes proyectos editoriales alternativos en Tabasco como, Cuento Verde, Morfo Vite, Tres Grapas, La Grieta, Trópico Alterno, Arqueros del Viento, Paideia, Parva, Ciudad Cemento, Editorial Aguiluchos. Batallas libradas desde foros alternativos como el Refugio de la Luna creado por Elizabet Álvarez desde donde los desarraigados, hemos sentado nuestras bases y manifiestos, desafiando el silencio cómplice y a sus perpetradores.

Este libro es entonces la metáfora de un grito, la parábola de una nueva versión de guerra, los 40 Barcos han comenzado esta audaz travesía, donde el mar poético resulta más ancho y más desconocido. Donde sus férreos tripulantes allende la palabra, saben que sólo la autentica poesía emerge como un monstruo gigantesco, dotado de misterios y leyendas


Por eso estos 40 Barcos nos dan la oportunidad de ser Molinos, establecer este mecanismo de trasgresión que incida como un interruptor para romper la estática y provocar la sinergia en la búsqueda de lo otro. La oportunidad de ser de Acentos, echar a girar ese movimiento remoto que representa el tiempo cíclico de los instintos generacionales. La encrucijada irrenunciable de ser Editorial, ser ese eterno retorno a la resistencia, a la infinita obstinación de que todo ya, haya sido dicho.

Presentación de Arca (revista de literatura y filosofía)

Israel Soberanes e Isela Gracida



Se dice que la poesía es donde se refleja el alma, las vivencias, los sentimientos y el pensar de quién escribe y también de quién la lee.

Dar una definición de poesía no es fácil… pero tampoco difícil. El diccionario de la real academia de la lengua la define, en general, como “expresión artística de la belleza por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia propias del verso”. Entonces, nos encontramos que la poesía se refiere al acto de plasmar, mediante la palabra escrita y oral lo que se considera bello. Pero el meollo del asunto es, ¿qué es bello?

A lo largo de la historia de la humanidad vemos que el concepto de belleza no es algo estático y que por el contrario, los cánones y conceptos que lo definen son tan variables como culturas y épocas. Sin embargo –aquí hay otro pero- cada persona tiene su propio concepto de belleza, así que para alguien una flor, por ejemplo, puede representar hermosura y para otra persona puede ser decadencia. Habría que ver si la decadencia para esa persona es belleza. Dicho de otro modo, nos encontramos que la subjetividad está presente en todo concepto preestablecido. Así que para no entrar en muchos detalles, diremos que bello, en general, es algo que causa placer. Entendiendo de antemano, que ese placer también es subjetivo y depende mucho de quién escribe o quién lee… o de quién recita y de quién escucha.

Pero también nos encontramos con otra definición de poesía y es: “cualquier expresión de la imaginación sensible, considerada como un impulso fundamental y creador de la naturaleza humana”. Entonces poesía se convierte, en un acto de creación y de su disfrute implícito. Ya sabemos que la palabra entonces, es ese medio de comunicación que lleva en el mensaje una creación propia de alguien, de cualquier persona.

Entonces dejamos de lado aquél concepto estoico y preestablecido de que la poesía es un lenguaje amoroso empleado únicamente por uno que otro ñoño y algún ratón de biblioteca. Caemos en la cuenta de que la poesía contemporánea conlleva fundamentalmente dos características principales:


La primera se refiere a la medida y cadencia. Es así que nos encontramos que la rima o la escritura en verso se van dejando poco a poco de lado. Y esto no quiere decir que la poesía en rima sea nefasta o aburrida, pues todo ha sido un proceso creativo histórico y la poesía clásica es la que ha sentado las bases para que muchos otros poetas y escritores nos regalen lo que hoy leemos. Y digo un proceso porque nos encontramos con muchos autores y escuelas de las cuales prefiero no citar ejemplos por su extensión y complejidad. Con esto no quiero decir, tampoco, que la poesía contemporánea esté exenta de métrica. Simplemente que la poesía ya no es sinónimo de rima. O dicho de otro modo, que para el verso no se necesite esfuerzo (lol).

La segunda característica se refiere a las temáticas incluidas en el proceso de creación. Y dicen que todos tenemos algo de poetas y locos y eso es porque, cierto, el amor nos despierta esa inquietud por plasmar mediante la escritura todas esas mariposillas que sentimos por dentro, pero, la poesía no es sólo amor, no es sólo “siento esto lindo por ti y lo voy a escribir”, la poesía no es sólo naturaleza estática –los pajaritos, los árboles, las flores, etc.- La poesía es, entonces, palabra que refleja vivencias, palabra que refleja cotidianeidades.

Una vez llegado a este punto, podemos darnos cuenta que entonces la poesía se acerca un poco o tal vez un mucho a la filosofía, porque mediante el lenguaje poético no solo es posible reflexionar, sentir y pensar y digo no sólo es posible porque hasta cierto punto es inevitable.

Y eso se ve reflejado, invariablemente, en toda poesía contemporánea.

Este libro, “Cuarenta Barcos de Guerra” es un regalo maravilloso de 168 autores, de 42 editoriales regadas a lo largo y ancho de nuestra República Mexicana. En su prólogo, el poeta y filósofo Enrique González Rojo nos habla acerca de la descentralización de la poesía y el romper con el paradigma de que sólo vale la pena leer a escritores reconocidos. De romper con mafias poéticas. Es así que nos encontramos a viejos escritores, a jóvenes escritores que nos hablan de su diario vivir y sentir.

Ya para terminar, puedo decir, que la poesía nos acerca, también, al acto de humanización, de crítica, de solidaridad y de identificación. Los invito a adquirir “Cuarenta barcos de guerra”… Es un respiro, un goce que desentraña misteriosos abismos del pensamiento y del sentir no sólo mexicano, me atrevo decir que universal. No puedo despedirme sin antes celebrar la iniciativa de esta publicación. Enhorabuena.

Lic. Isela Gracida Olvera

Comunicóloga