lunes, 21 de junio de 2010

Poesía y guerra, ¿contra quién?

Gonzalo Martré, Sergio García Díaz, Max Rojas y Guadalupe Ochoa, en La Faeana.

Por Sergio García Díaz


Es una muestra de poesía, poetas y editoras, unidos por el gusto de difundir, intercambiar e irrumpir en el escenario de la poesía nacional. Es una antología sui generis, ya que la selección de los poetas la hizo cada proyecto editorial o grupo de poetas reunido entorno a su propuesta.

Ya en otras ocasiones ha habido asambleas, mapas, antologías y demás intentos de mostrar cómo esté el estado del arte en la poesía. Solo que ahora es una muestra realizada por las propias editoriales; unidas con un propósito: organizar una armada invencible, llamada: 40 Barcos de Guerra.

Las características de esta antología, a mi modo de ver, son las siguientes:

1. se ubica en el espectro de lo postmoderno.

2. es una antología Transgeneracional, con poetas que rebasan los 80 años hasta otros que tienen 19 años.

3. es una antología transterritorial, porque se incluyen proyectos de 21 estados de la República.

4. de los 169 poetas antologados 68 nacieron o viven en el DF, la gran mayoría de los poetas antologados viven en ciudades, realizan ahí sus actividades, tienen revistas, mantienen algún tipo de movimiento cultural, han editado en su gran mayoría algún libro: 27 poetas han publicado sólo un libro, 22 han publicado 2 libros cada uno, 18 han publicado 3 libros cada uno, 11 han publicado 4 libros por cabeza, 5 han publicado más de 5 libros por cabeza.

5. algunos ya son poetas con una amplia trayectoria y reconocimiento: Raúl Renán, Ricardo Martínez Cantú, Leopoldo Ayala, Max Rojas, Ricardo Yáñez, Iliana Godoy, Isolda Dosamantes, Leticia Luna, Eduardo Cerecedo, Juan Carlos H. Vera, María Elena Solórzano, Mario Raúl Guzmán, etc.

6. algunas editoriales ya cuentan con reconocimiento y trayectoria: Arlequín, Cuadrilla de la Langosta, Resistencia, Cultura de Veracruz. Y la revista Cantera verde.

7. hay algunos poetas emergentes que vienen organizando, empujando, luchando por ganarse un espacio en las letras nacionales.

Reflexiones.

Ya ha habido en otros momentos una necesidad de mapear el mundo de la poesía nacional. Adán Echeverría en 2007 convocó hacer un mapa poético en la generación nacida entre 1960-1989. Los jóvenes. Arrojando 630 autores. Y día con día crece más y más. También Juan Carlos H. Vera hizo una antología con algunos poetas de la generación de los 60. Por parte de CONACULTA se tiene la antología de poetas de Tierra Adentro, El Manantial Latente, Los Anuarios de Poesía y Los Mejores Poemas Mexicanos. Y hay un sin fin de antologías de grupo, taller o editorial marginales o de autor.

Está dentro de los mitos y los dichos (“dios hizo muchos poetas, pero poca poesía”), que la poesía no se vende, que los poetas nada más son leídos por los propios poetas, que existen como 300 revista de poesía, que a los eventos de poesía asiste poco público, y que los concursos de poesía se declaran desiertos. Ante esto se lanza una serie de propuestas como son los Concursos de poesía por parte de Las Casas del Poeta, los Slam de poesía, los Encuentros locales a lo largo del país, donde por supuesto no asisten los poetas encumbrados. Esto demuestra que la poesía está viva. O por lo menos que existen varias realidades en torno a la poesía.

Se dice: ni cetro ni pedestal para la poesía. Que cada poeta debe cruzar su propio Rubicón para ser considerado poeta. Actualmente no podríamos hablar de un canon poético. Hay una pluralidad de manifestaciones poéticas. Y conviven y perviven. Hay muchos temas que discutir sobre la poesía: los poetas, los grupos hegemónicos y los emergentes, las manifestaciones y formas poéticas, la estética, el libro de poesía, la comparación con otros lugares del mundo, las prácticas y el lenguaje.

José Manuel Arango nos dice que “es difícil saber hoy lo que es la poesía. Hubo tiempos en los que su lugar parecía claro. Hasta no hace mucho, en realidad, los poetas se reunían en movimientos y escuelas, se escribían manifiestos, parecía haber una causa común…ahora cada quien escribe desde el retraimiento, buscando solo su camino, la aparente riqueza de la diversidad de voces puede ser, también, un signo de orfandad”. Ya Heidegger había dicho, ¿para qué la poesía en tiempos de orfandad?

Los 40 Barcos de Guerra. Los nombres no son casuales tienen un sentido y una significación. Antonio Gramsci nos dice que hay una guerra de movimientos y una guerra de posiciones. La antología y las características de los antologados nos hablan de una guerra de movimientos. Quizá cada grupo era una guerrilla poética y ha decidido hacer un ejército regular. Es romántico saber que la guerra es por mar. En La Guerra de Troya el ejército griego llegó por mar, con los maderos de las embarcaciones hicieron el famoso Caballo de Troya. Ahora bien, ¿contra quién es la guerra?

Para hacer la guerra se necesita una estrategia. Y para esto sirve leer a Sun-Tzu, al Barón Carl von Clausewitz, a Mao Tzu. Así la estrategia es el arte de actuar bajo presión. Es aplicar el conocimiento para ganar la guerra. La estrategia quiere decir en griego: “el jefe de los ejércitos”. Es guardar el equilibrio emocional, vencer con un mínimo de derramamiento de sangre y pérdida de recursos. Si quieres algo, hay que estar dispuesto y en condiciones de lucha. Así creo que 40 Barcos de Guerra es un punto de partida más que de llegada. Ya se juntaron 42 barcos de guerra, con 4 miembros por embarcación y un polizonte en una de ellas, de tal forma que da una Legión de 169 miembros convocados. ¿Nada más para ser publicados? ¿Qué sigue? Hasta ahora se ha reconocido cada barco con los otros barcos. Pero para esto no se hace una Armada Invencible.

¿Qué sigue? Que el enemigo nos vea. Quién es el enemigo. ¿El sistema de becas, el sistema de premios, los poetas que han burocratizado la cultura en México? Quiénes son los que están alineados con ¿el enemigo? ¿Dónde está el enemigo?

Ahora bien. Necesitamos saber todos hacía dónde va la poesía nacional. Si es que aún se puede hablar de algo nacional. Mientras se responden por todos y todas las y los poetas convocados (57 mujeres y 112 hombres). Yo voy a lanzar y a decir cuales fueron mis gustos poéticos y como tal es mero gusto natural. Tendría que hacer una lectura más profunda para definir la poética. Con la lectura semi-profunda que me aventé podría entresacar lo siguiente:

1. algunos de los poetas antologados han sido talleristas de los maestros: Dolores Castro, Raúl Renán, Max Rojas, Óscar de la Borbolla, Eduardo Cerecedo.

2. la mayoría de los poemas contienen imágenes y ritmo urbano.

3. se busca el silencio en algunos de los casos y en otros la saturación del lenguaje.

4. si el ser habita en el lenguaje, como dice Heidegger, el lenguaje que se utiliza por la mayoría de los poetas es de la lírica de la cotidianidad, el amor, la ciudad, el ser, el poema, la añoranza, la muerte.

5. algunos poetas de Oaxaca y Chiapas reflejan la naturaleza, el mar, la exuberancia de la selva.

6. mis preferencias, que se acerca a mi mundo de vida, a mis imágenes y mi ritmo urbano, son: Benjamín Barajas, Óscar Escoffié Padilla, Eduardo Cerecedo, Israel García Reyes, Mirtha Luz Pérez Robledo, Lucero Balcázar, María Elena Solórzano, Alejandro Campos Oliver, Jade Castellanos, Isolda Dosamantes, Leticia Luna, Mario Raúl Guzmán, Ricardo Yáñez, Iliana Godoy, Blanca Estela Roth, Ánuar Zúñiga Naime, Carlos Ramírez Kobra, José Miguel Lecumberri, Bárbara Oaxaca, Aida Valdepeñas, Mauxi Ornelas, Benjamín Orozco, Estephani Granda Lamadrid, Pedro Emiliano, María Rivera Valdez, Max Rojas, Leopoldo Ayala, Raúl Renán, Ricardo Martínez Cantú, Rogelio Fuentes Vega, Isaac Páez Catalán, Diego Vega, Javier Villaseñor Alonso, Iván Vergara, Antonio Ávila Galán, Porfirio García Trejo, Eduardo Oláiz, José Alejandro Torres, Carolina Chávez Rodríguez, Elvira Cristina Árciga Gálvez, Adriana Tafoya, Alonso Lenin, Hugo Garduño, Andrés Cisneros de la Cruz y por supuesto mis cuates coyotes de Neza: Beto Vargas, Roberto Romero y Julio Huertas.

domingo, 20 de junio de 2010

El boom de la poesía mexicana y las editoriales como campo de batalla

Por Guillermo Fernández Rentería


Es indudable que la poesía se ha vuelto el ciclón del movimiento literario en México en estos últimos tiempos. Me refiero de tres o cuatro años para acá. Lógicamente todo boom tiene como antecedente un trabajo y un trasfondo, pero no abarcaré ese tema por el momento. Por ahora baste decir que el boom está aún en su comienzo, pero queda ya claro que tendrá un largo camino. Por qué hago esta afirmación, porque no bastó con la aparición de un Mapa Poético Del silencio hacia la luz, concebido por Adán Echeverría y Armando Pacheco, con Ediciones Zur, o la reciente aparición de la ya tan polémica antología de poesía y sus editoriales 40 Barcos de Guerra (que ostenta el título de autogestiva), articulada por los editores de Verso Destierro, sino que ahora también los editores alternativos del medio tradicional no quieren quedarse atrás, e impulsados por el Fondo de Cultura Económica se lanzan a reunir a 50 editoriales.

Si hacemos el recuento de todos los proyectos convocados por estas tres iniciativas llegaremos a cifras no espectaculares, pero que hablan ya de un nutrido grupo de profesionales que se están jaloneando en este libre mercado del libro literario, y en especial, el libro de poesía. Por un lado —hablando editorialmente— la coalición de 42 editoriales logró una antología, que más allá de sus alcances poéticos, ha roto con el hito de la mala distribución, por no decir pésima por difícil (o que para otros es imposible) de la poesía mexicana. Por otra parte tenemos al Fondo de Cultura Económica, con una amplia red de distribución convencional, apoyando, con un costo mínimo por derecho a stand de 1,200 pesos, a los 50 editores alternativos que componen esta muestra y venta de libros. De estos 50 proyectos, 3 están incluidos también en la antología de 40 Barcos de Guerra, con lo cual tenemos una cifra, si sumamos los 42 proyectos reunidos por Verso Destierro, y los 47 de la feria del Fondo de Cultura Económica, 89 proyectos totales. Esto sin contar a Ediciones Zur, que bien valdría la pena tenerlo en cuenta en esta cifra, pues en la introducción del libro marítimo lo menciona el prologuista Adriano Rémura. Con esta última tendríamos 90 proyectos totales en lo amplio del campo de lectura.

¿Cómo podemos leer esta cantidad de proyectos activos? Podemos asumir es una cantidad sustancial, sin contar proyectos que también están en plena ebullición y que no están aquí, como Linaje Editores, Fridaura, Ediciones Eón, Editorial Andrógino, Épica, Start Pro, La Orquídea Errante, La Otra, Generación Espontánea, La zorra vuelve al Gallinero y otros tantos que seguro existen o están en ciernes, y que bien la efervescencia provocará en algún momento armen su propia flota; lo cual enriquecería esta concentración, y sobre todo la diversidad, en cuanto a lo cualitativo, de literatos.

Es en verdad sorprendente que en tan sólo cinco años el panorama de la poesía mexicana haya cambiado tan radicalmente. Recuerdo todavía esos años 90 y principios del 2000 donde el escepticismo respecto a los creadores nacionales reinaba, platicaba con compañeros de academia, con algunos autores incluso, y la expectativa era, un estancamiento, una crisis. No cabe duda que hay quienes todavía están en esa crisis. Pero para otros lo mejor ha sido la práctica, y si bien no han aterrizado, están en plena composición de sus propuestas.

Por qué hablar de un boom poético, porque de estas 90 editoriales, en principio 43 están dedicadas si no de lleno a la poesía, por lo menos sí en lo sustancial, pues editorialmente esa es la cara que está mostrando como su fuerte. De las otras 47 que tenemos en el Fondo, están algunas de las que se dedican a publicar textos académicos, políticos, libros de arte, narrativa, teatro, etc., y entre otras cosas a reeditar poetas clásicos de diferentes países y épocas. También están los que se dedican, si no de lleno a publicar autores recientes, sí por lo menos a producir colecciones donde incluyen a poetas que están sonando en los ámbitos culturales del INBA y diversas academias del país, y muchas de ellas ya con una amplia tradición. Es decir, de estas 47 editoriales podemos contabilizar, y acótenme si me equivoco por favor, 29 editoriales que publican poesía, aunque 5 de ellas no incluyan poetas nacionales; y de las 21 restantes, 10 de ellas se dedican a la narrativa, 2 al teatro, 8 a publicaciones generales (ensayo, narrativa, divulgación, etc.) y 1 a distribuir. Con esta apreciación rápida podemos sumar en total 43 editoriales de poesía por parte de los 40 Barcos, y 29 (que son mayoría) dedicadas a la poesía por parte de la feria del Fondo de Cultura Económica; es decir, tenemos 72 editoriales centradas en la poesía, de las 90 que se presentan.

El impulso viene desde lo independiente, y está permeando lo alternativo. Parece cierta ahora esa premisa posmoderna de que lo marginal está dejando de existir, para volver este mundo más incluyente y amplio. Es gustoso saber que en México el boom poético está en su arranque y que seguramente nos dará peleas memorables en ese mar que es ahora el libre mercado del arte y donde la poesía es ahora su principal arma.

Me parece importante enumerar las editoriales implicadas en la euforia editorial por la poesía. Las colocaré a renglón seguido, empezando por las que no están incluidas ni en una ni en otra, luego con las de la feria y para concluir con las de la antología belicosa, que son mayoritariamente de provincia: Linaje Editores, Fridaura, Start Pro, Épica, Ediciones Eón, La Orquídea Errante, Editorial Andrógino, La Otra, Generación Espontánea, La Zorra vuelve al Gallinero y Alias, Almadía Editorial, Azafrán y cinabrio Ediciones, el Billar de Lucrecia, Bonilla Artigas Editores, Bonobos, La Cabra Ediciones, Doble Hélice, Arlequín, Cal y Arena, Ediciones de Educación y Cultura, Ediciones Del Ermitaño, El Milagro, El Tucán de Virginia, Endora, Monte Carmelo, Ediciones Sin Nombre, Aldus, Atemporia, Editorial Efímera, Editorial Ítaca, Lenguaraz, Moho, Praxis, Editorial Resistencia, Ficticia, Juan Pablos Editor, Laboratorio de Novela, Libraria, Libros del Umbral, Libros Magenta, Literalia Editores, Lunarena Editorial, Mangos de Hacha, Mantarraya Ediciones, Mantis Editores, Nitro/Press, Nostra, Paso de Gato, Petra Ediciones, El poeta y su trabajo, Proyecto Literal, Quimera Ediciones, Sexto Piso, Sur+, Taller Ditoria, Textofalia, Trilce, Tumbona Ediciones, Vaso Roto y Amanuense, ARCA, Ediciones Arlequín, Blasfemia, Bulimia de Camaleones, Cantera Verde, Taller de Cartago, Casa del Arte Comitán, Ediciones Clandestinas, Clarimonda, Ediciones la Cuadrilla de la Langosta, Cultura de Veracruz, Datura Red, DiVerso, Ediciones El Aduanero, El Brujo, El Chiquihuite, Floricanto, Galería Urbana, Garabatos Editorial, Homoscriptum, Kala Editorial, La Tarántula Dormida, Ediciones Ladrillo, Las Dos Fridas, Ediciones Libera, Metáfora (hoja de poesía), Mezcalero Brother’s, Molinos de Acentos, Nuevo Siglo Editorial, Papeles de la Mancuspia, Letras de Pasto Verde, PLACA (plataforma Chilango Andaluz), Plan de los Pájaros Ediciones, Poetas en Construcción, Tlacaxipehualiztli Ediciones, Ediciones Unicornio, Verso Destierro.
Después de todo, los poetas empiezan a tener opciones.

viernes, 11 de junio de 2010

Carta a editores y poetas de 40 Barcos de Guerra


No conozco a Adriano Rémura, pero supongo que le interesará mi carta, por lo que les pido se la hagan llegar. También a los editores que participaron les resultará interesante ampliar el diálogo a propósito de lo que desencadena el libro de los 40 Barcos, incluso en la parte meramente numérica, es decir, detrás de cada grupo de poetas seleccionados hay más poetas, que no fueron incluidos, como lo mostraron Adán Echevarría y Armando Pacheco, autores del Mapa poético de México, limitado a quienes nacieron entre 1960 y 1989 (diez años más que el segundo grupo que menciono en mi carta, que va de 70 a 89). Saber el número de los no incluidos llevaría cualquier gráfica a un nivel de certeza mayor de lo que está pasando en México en esta disciplina, que da por tierra cualquier opinión apoyada en el cómodo pasado, en los años anteriores a 1950. Unos de los que morderían el polvo serían José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.

Bueno, toda presentación es buen pretexto para iniciar amistades sólidas, por lo que espero éste sea el caso. Cordialmente

Jaime Velázquez


Hca. Veracruz, a 4 de mayo de 2010

Apreciados Editores y Poetas

Anoto mis datos, a manera de identificación de quien les escribe.

Jaime Velázquez, n. en el D.F., 1951. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Becario del Centro Mexicano de Escritores en 1983. Autor de una selección de poetas de la generación nacida en los años 50 por iniciativa de Emmanuel Carballo, publicada en el suplemento “El Gallo Ilustrado”, del periódico El Día. Vive desde 1986 en la ciudad de Veracruz. Editor, crítico.

La revista Cultura de Veracruz publicó (Xalapa, abril de 2009) el texto de mi conferencia “Los años recientes en la literatura veracruzana”, dictada en el Museo de la Ciudad en septiembre de 2008, y escribí la presentación del libro Máscaras. Antología de poetas del puerto de Veracruz (Editora de Gobierno, Xalapa, 2009).

Al leer la presentación de Adriano Rémura en el libro 40 Barcos de guerra encontré una cita de Miguel Ángel Flores de 1984 (Memorias del Tercer Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores; Ediciones de la Revista Punto de Partida, UNAM, INBA, RAC de Veracruz). Se trata de la ponencia “Notas sobre algunas antologías de la poesía mexicana” (pp. 11 a 20”), en donde Flores regaña a Sandro Cohen por algunas opiniones erróneas que cometió en su libro Palabra nueva. Dos décadas de poesía en México (Premia Editora, 1981), al que sin embargo elogia y del que dice “la edición se ha agotado, es decir, que el trabajo hecho por Cohen hacía falta”.


Miguel Ángel Flores no dijo nada del editor, Fernando Tola, ya que sin Premia no habrían sido publicadas las obras de un buen número de escritores. Quiero referirme ahora a algo que, treinta y cinco años, después, quizás cuarenta, ya debería ser parte de los libros de historia de la literatura mexicana, si existen. Estoy seguro que la etapa más reciente de esta historia empezó meses antes de una exposición nocturna que hubo en la Librería El Juglar, en San Ángel, DF, de libros y revistas marginales, a mediados de los setenta.


Allí encontré a los jóvenes que estaban publicando la revista El Zaguán, que surgió en Coyoacán, DF, en casa de Manuel Ulacia, donde aún vivía Concha Méndez, esposa de Manuel Altolaguirre, y donde pasaba temporadas Luis Cernuda. Allí andaba Luis Roberto Vera, un exiliado del golpe militar en Chile (lo que nos da una fecha: 1973), y otros, como Roberto Vallarino, que trabajaba en un periódico nuevo, unomásuno, que empezó en Mixcoac y luego se trasladó a la colonia Nochebuena, cerca de la plaza de toros México. Pero estaban otros entusiastas poetas y editores, como Rafael Vargas, que últimamente escribe artículos en Proceso. Manuel, nacido en 1956, estudió en Yale, Nueva York y era director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM cuando murió, entiendo que en el mar de Manzanillo hace unos años.

Miguel Ángel Flores menciona en su ponencia el libro de Gabriel Zaid, Asamblea de poetas jóvenes de México (Siglo XXI Editores, 1980). Zaid tuvo la idea de este libro al ver la cantidad de poetas nuevos que estaban publicando libros y en periódicos y revistas en esos años. Un antecedente político fue el conocido caso de Julio Scherer, que tuvo que dejar el periódico Excélsior y que fundó Proceso; mismo suceso que dejó a la deriva la revista Plural, que fue retomada por los poetas del grupo La espiga amotinada, y que propició la fundación de Vuelta y de unomásuno, lo que aporta más fechas.

Pero hay otros libros que tomar en cuenta, aparte del de Cohen: Poetas de una generación (1940-1949), de Jorge González de León (UNAM, 1981), y Poetas de una generación. 1950-1959, (Premia, UNAM, 1988), de Evodio Escalante. Todo esto, por lo visto, lleva a pensar que lo que haya sido que pasó en los años setenta, de allí surge la primera parte de la historia que estamos viviendo y que compartimos.

Al elaborar la gráfica de los poetas incluidos en el libro proyectado por Adriana Tafoya, encontré que hay 54 poetas nacidos entre 1951 y 1969, y 83, entre 1970 y 1989. Esto me dice que el desarrollo de la poesía mexicana ha sido muy lento. De hecho, si en el año 1985, el del terremoto, nacieron nueve personas que devendrían poetas, en 1988 no nació ninguno y en 1989 apenas dos, igual que en los años 50, 54, 56, 60, 61, 63, 75. Otros datos relevantes son que por lo menos diez poetas estudiaron Letras en la UNAM, de ellos, dos estudiaron letras inglesas, y otros esa misma carrera en Coahuila, Chihuahua, Guadalajara, Veracruz y el DF.

La vida depara sorpresas. Pensé que conocía a todos los poetas nacidos en la ciudad de Veracruz y en el libro Barcos de guerra encontré uno, César Rodríguez Diez, que estudió en Monterrey y que supongo no vive en Veracruz. Una explicación sería, quizás, que después de la publicación del libro de Zaid hayan empezado a publicar otras personas nacidas en los años cincuenta, que no están en el libro que publico en 1980 y que ahora fueron localizados por los Barcos de Guerra.

La intención de este comunicado es felicitarlos, pero también animarlos para que escriban sus historias pues, como apuntó Adriano Rémura al citar a Fernando Reyes: “si las antologías no las hacen los mismos poetas, entonces ¿quién las va a hacer?”. Porque a las antologías siguen las historias, digo: les toca a los poetas escribir sus biografías y también la crónica de sus travesías, si no, ¿quién las va a hacer? No bastan las pequeñas fichas biobibliográficas, aunque haya que evitar las “fichas” que ocupan demasiadas páginas y que ponen incluso la fecha en que se les cayó el primer diente.

Algo de lo que recordé arriba corresponde a una historia desgraciadamente centralista (conté a 67 poetas nacidos en el D.F., el 40 por ciento de los Barcos, que incluyó a un 30% de poetas mujeres) y que genera una cuestión aún pendiente: ¿qué pasaba fuera del DF? Hay que contarlo, antes de que nadie recuerde los orígenes. En el resto del país las intrigas del mandarín Octavio Paz también hicieron daño.

Lo demás, que dejo suelto aquí, es descubrir la manera de que aumente la producción de poesía, para impresionar a los poetas primitivos, como Díaz Mirón, que sólo publicó un libro en su vida, en una ciudad que sólo recuerda a otro poeta de esos años, al papá de Salvador, Manuel. El libro de Salvador tuvo la ayuda del gobernador Dehesa, el mismo que becó al joven Diego Rivera y antepasado del Germán Dehesa que de profesor de literatura en la UNAM pasó a ser cronista en un bar de San Ángel, a unos metros de donde estuvo El Juglar, y luego comentarista del Reforma, como todos saben.

Con un saludo cordial

Jaime Velázquez

PD. Lamento la mala costumbre de algunos protagonistas que no pusieron la fecha de su nacimiento, dificultan la tarea de comprensión con un gesto inútil. La presentación del libro Barcos de guerra en Veracruz fue el jueves 29 de abril de 2010, en la Casa de Cultura de Boca del Río. Recomiendo los catálogos de revistas de arte y cultura que ha publicado Conaculta. Rémura recuerda a Aurora Marya Saavedra, y elogia su iniciativa, al parecer independiente (pág. 15), pero no menciona el libro Las divinas mutantes. Carta de relación del itinerario de la poesía en México, un libro de 789 páginas hecho con dineros de la UNAM, SOGEM, SEESIME (Sociedad de Ex alumnos de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, IPN), Instituto Mexiquense de Cultura y Editorial Praxis, donde se consintió también el no poner fechas de nacimiento, sino de publicación de sus libros.