viernes, 11 de junio de 2010

Carta a editores y poetas de 40 Barcos de Guerra


No conozco a Adriano Rémura, pero supongo que le interesará mi carta, por lo que les pido se la hagan llegar. También a los editores que participaron les resultará interesante ampliar el diálogo a propósito de lo que desencadena el libro de los 40 Barcos, incluso en la parte meramente numérica, es decir, detrás de cada grupo de poetas seleccionados hay más poetas, que no fueron incluidos, como lo mostraron Adán Echevarría y Armando Pacheco, autores del Mapa poético de México, limitado a quienes nacieron entre 1960 y 1989 (diez años más que el segundo grupo que menciono en mi carta, que va de 70 a 89). Saber el número de los no incluidos llevaría cualquier gráfica a un nivel de certeza mayor de lo que está pasando en México en esta disciplina, que da por tierra cualquier opinión apoyada en el cómodo pasado, en los años anteriores a 1950. Unos de los que morderían el polvo serían José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.

Bueno, toda presentación es buen pretexto para iniciar amistades sólidas, por lo que espero éste sea el caso. Cordialmente

Jaime Velázquez


Hca. Veracruz, a 4 de mayo de 2010

Apreciados Editores y Poetas

Anoto mis datos, a manera de identificación de quien les escribe.

Jaime Velázquez, n. en el D.F., 1951. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Becario del Centro Mexicano de Escritores en 1983. Autor de una selección de poetas de la generación nacida en los años 50 por iniciativa de Emmanuel Carballo, publicada en el suplemento “El Gallo Ilustrado”, del periódico El Día. Vive desde 1986 en la ciudad de Veracruz. Editor, crítico.

La revista Cultura de Veracruz publicó (Xalapa, abril de 2009) el texto de mi conferencia “Los años recientes en la literatura veracruzana”, dictada en el Museo de la Ciudad en septiembre de 2008, y escribí la presentación del libro Máscaras. Antología de poetas del puerto de Veracruz (Editora de Gobierno, Xalapa, 2009).

Al leer la presentación de Adriano Rémura en el libro 40 Barcos de guerra encontré una cita de Miguel Ángel Flores de 1984 (Memorias del Tercer Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores; Ediciones de la Revista Punto de Partida, UNAM, INBA, RAC de Veracruz). Se trata de la ponencia “Notas sobre algunas antologías de la poesía mexicana” (pp. 11 a 20”), en donde Flores regaña a Sandro Cohen por algunas opiniones erróneas que cometió en su libro Palabra nueva. Dos décadas de poesía en México (Premia Editora, 1981), al que sin embargo elogia y del que dice “la edición se ha agotado, es decir, que el trabajo hecho por Cohen hacía falta”.


Miguel Ángel Flores no dijo nada del editor, Fernando Tola, ya que sin Premia no habrían sido publicadas las obras de un buen número de escritores. Quiero referirme ahora a algo que, treinta y cinco años, después, quizás cuarenta, ya debería ser parte de los libros de historia de la literatura mexicana, si existen. Estoy seguro que la etapa más reciente de esta historia empezó meses antes de una exposición nocturna que hubo en la Librería El Juglar, en San Ángel, DF, de libros y revistas marginales, a mediados de los setenta.


Allí encontré a los jóvenes que estaban publicando la revista El Zaguán, que surgió en Coyoacán, DF, en casa de Manuel Ulacia, donde aún vivía Concha Méndez, esposa de Manuel Altolaguirre, y donde pasaba temporadas Luis Cernuda. Allí andaba Luis Roberto Vera, un exiliado del golpe militar en Chile (lo que nos da una fecha: 1973), y otros, como Roberto Vallarino, que trabajaba en un periódico nuevo, unomásuno, que empezó en Mixcoac y luego se trasladó a la colonia Nochebuena, cerca de la plaza de toros México. Pero estaban otros entusiastas poetas y editores, como Rafael Vargas, que últimamente escribe artículos en Proceso. Manuel, nacido en 1956, estudió en Yale, Nueva York y era director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM cuando murió, entiendo que en el mar de Manzanillo hace unos años.

Miguel Ángel Flores menciona en su ponencia el libro de Gabriel Zaid, Asamblea de poetas jóvenes de México (Siglo XXI Editores, 1980). Zaid tuvo la idea de este libro al ver la cantidad de poetas nuevos que estaban publicando libros y en periódicos y revistas en esos años. Un antecedente político fue el conocido caso de Julio Scherer, que tuvo que dejar el periódico Excélsior y que fundó Proceso; mismo suceso que dejó a la deriva la revista Plural, que fue retomada por los poetas del grupo La espiga amotinada, y que propició la fundación de Vuelta y de unomásuno, lo que aporta más fechas.

Pero hay otros libros que tomar en cuenta, aparte del de Cohen: Poetas de una generación (1940-1949), de Jorge González de León (UNAM, 1981), y Poetas de una generación. 1950-1959, (Premia, UNAM, 1988), de Evodio Escalante. Todo esto, por lo visto, lleva a pensar que lo que haya sido que pasó en los años setenta, de allí surge la primera parte de la historia que estamos viviendo y que compartimos.

Al elaborar la gráfica de los poetas incluidos en el libro proyectado por Adriana Tafoya, encontré que hay 54 poetas nacidos entre 1951 y 1969, y 83, entre 1970 y 1989. Esto me dice que el desarrollo de la poesía mexicana ha sido muy lento. De hecho, si en el año 1985, el del terremoto, nacieron nueve personas que devendrían poetas, en 1988 no nació ninguno y en 1989 apenas dos, igual que en los años 50, 54, 56, 60, 61, 63, 75. Otros datos relevantes son que por lo menos diez poetas estudiaron Letras en la UNAM, de ellos, dos estudiaron letras inglesas, y otros esa misma carrera en Coahuila, Chihuahua, Guadalajara, Veracruz y el DF.

La vida depara sorpresas. Pensé que conocía a todos los poetas nacidos en la ciudad de Veracruz y en el libro Barcos de guerra encontré uno, César Rodríguez Diez, que estudió en Monterrey y que supongo no vive en Veracruz. Una explicación sería, quizás, que después de la publicación del libro de Zaid hayan empezado a publicar otras personas nacidas en los años cincuenta, que no están en el libro que publico en 1980 y que ahora fueron localizados por los Barcos de Guerra.

La intención de este comunicado es felicitarlos, pero también animarlos para que escriban sus historias pues, como apuntó Adriano Rémura al citar a Fernando Reyes: “si las antologías no las hacen los mismos poetas, entonces ¿quién las va a hacer?”. Porque a las antologías siguen las historias, digo: les toca a los poetas escribir sus biografías y también la crónica de sus travesías, si no, ¿quién las va a hacer? No bastan las pequeñas fichas biobibliográficas, aunque haya que evitar las “fichas” que ocupan demasiadas páginas y que ponen incluso la fecha en que se les cayó el primer diente.

Algo de lo que recordé arriba corresponde a una historia desgraciadamente centralista (conté a 67 poetas nacidos en el D.F., el 40 por ciento de los Barcos, que incluyó a un 30% de poetas mujeres) y que genera una cuestión aún pendiente: ¿qué pasaba fuera del DF? Hay que contarlo, antes de que nadie recuerde los orígenes. En el resto del país las intrigas del mandarín Octavio Paz también hicieron daño.

Lo demás, que dejo suelto aquí, es descubrir la manera de que aumente la producción de poesía, para impresionar a los poetas primitivos, como Díaz Mirón, que sólo publicó un libro en su vida, en una ciudad que sólo recuerda a otro poeta de esos años, al papá de Salvador, Manuel. El libro de Salvador tuvo la ayuda del gobernador Dehesa, el mismo que becó al joven Diego Rivera y antepasado del Germán Dehesa que de profesor de literatura en la UNAM pasó a ser cronista en un bar de San Ángel, a unos metros de donde estuvo El Juglar, y luego comentarista del Reforma, como todos saben.

Con un saludo cordial

Jaime Velázquez

PD. Lamento la mala costumbre de algunos protagonistas que no pusieron la fecha de su nacimiento, dificultan la tarea de comprensión con un gesto inútil. La presentación del libro Barcos de guerra en Veracruz fue el jueves 29 de abril de 2010, en la Casa de Cultura de Boca del Río. Recomiendo los catálogos de revistas de arte y cultura que ha publicado Conaculta. Rémura recuerda a Aurora Marya Saavedra, y elogia su iniciativa, al parecer independiente (pág. 15), pero no menciona el libro Las divinas mutantes. Carta de relación del itinerario de la poesía en México, un libro de 789 páginas hecho con dineros de la UNAM, SOGEM, SEESIME (Sociedad de Ex alumnos de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, IPN), Instituto Mexiquense de Cultura y Editorial Praxis, donde se consintió también el no poner fechas de nacimiento, sino de publicación de sus libros.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Para Jaime Velázquez:
Saludos,polémica tu opinión de que la poesía se desarolla escazamente,pero el mapa da mucho que imaginar, si lo vemos en el padrón del INEGI, realmente es catastrófico, habría que ver las nuevas estadísticas. Una amiga me decía que la mayor parte de los poetas que conocía eran de provincia, me incluyo entre los 10 que estudiaron en letras, Unam y de los 54, soy del 69, de Naranjos Veracruz, ja ja ja. Esa historia ya se está escribiendo, no ha sido fácil.
Acudí a algún taller con Otto-Raúl González, amigo nuestro, y allí conocí al maldito Chucho Garrido, él tendria 15 años.

Manuel Ulacia todavía fue mi profesor de literatura de la vanguardia, interesante.

Cuando me pongo a pensar en toda la gente que se quedó en el camino: borrachos, soñadores, drogadictos, putas, bagos... qué curioso, pretendían el premio novel de literatura... se quedaron en los cojones de la creación literaria o ya causaron baja en este mundo ja ja ja. Y yo...

Ve a "escribiendo por un bizcocho" www.daturared,or.
Quedan más sin antologar, y seguro siempre quedará un desvalagado:
Carlos Coronel de Paraiso, Tabásco, que supongo deve de ser dos años menor que yo. De padre veracruzano y madre tabasqueña. Estudió tambien en UNAM. Aunque publicó aforismos: "Pavilo para ciegos" Escribe poemas. Seguro es editor y redactor en Tábasco. Hasta hace dos años estaba como redactor en "Quehacer político".
No ha sido fácil.
Nunca me publicaron a mí, nadie, ninguno. Con la tecnología llegó la democracia, cualquiera puede publicar lo que le venga en gana...
En el 2000 me autopubliqué con editorial Arlequín "Flores tan violentas" ya diez años de esa historia. Se ha escrito con sangre... la mía.
Algundía tocaré la flauta de carrizo y cuidaré borregos como Benito Juárez.
Atte: Carlos Gutiérrez Valverde (pseudónimo)

Anónimo dijo...

Valida tu opinón, en embargo en esto de las antologías nunca se le va a dar gusto a nadie, a veces como en el caso de IMC se realizan antologías de y para los amigos. El merito de 40 barcos de guerra es que es una antología autogestiva donde lo unico que nos hermana es la palabra.
Si lo que digo y dices no fuera así, entonces el poeta mexiquense Josué Mirlo (1901 -1968) debería de aparecer en antologías como la de Jorge de la Cuesta y otras más como la última que se publicó en Toluca que habla de 100 años de poesía en el Estado de México, y a pesar de ser el tlatoani de la poesia, los amigos de los amigos lo ignoraron olimpicamente en dicho compendio.
Vale un saludo.
Yabel René