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domingo, 28 de febrero de 2010
jueves, 25 de febrero de 2010
Adictos a la poesía y a la guerra



Con vino y música la poesía es siempre una lámpara de petróleo para el que tiene frío en la noche, y en esta enorme Casa todos suben al templete y vierten su combustible. Leen Angélica González y Mirna Romero acompañadas de una guitarra azul. Mirna Valdés se funde con la voz y guitarra de una cantante; conjuntan la flama para iluminar el oval exaltado de los escuchas.
Gracias al apoyo del maestro Raúl Hernández Viveros, editor de la revista Cultura de Veracruz, el colectivo Adict@s a la poesía logró esta presentación de poesía.



martes, 23 de febrero de 2010
40 Barcos y Malasangre en Tabasco

domingo, 21 de febrero de 2010
En las paredes del mundo: la guerra

40 Barcos de Guerra no es una concesión formal multicromática para los ojitos, nariz y garganta del lector autocomplaciente ni para las mafias literarias. La otorinopoética de lo bonito no forma parte de los trabajos que ha abanderado Verso Destierro; su independencia le ha posibilitado generar producciones editoriales poéticas comprometidas con un arte expresivo en el mismo orden del humanismo.








En la mesa, María Elena Solórzano, Ivan Leroy, Adriana Tafoya y Marco Fonz.
40 Barcos en la Feria Internacional de Minería

A manera de reflexión sobre la crítica
40 Barcos de Guerra nace en el marco del Encuentro Nacional de Poesía Independiente y sus Editoriales en 2008, que se realizó en Faro de Oriente, de tal modo que se generara una descentralización de las geografías comunes para la reunión de los poetas. El reto y propuesta consistió en reunir a 46 proyectos independientes de toda la República que propusieran cuatro poetas cada uno, para de esa forma evitar el “monopolio” del gusto y la estética poética. Se buscó realizar un encuentro que fuera incluyente y que tuviera el colorido de un gran carnaval, por sus diferentes voces, estilos e ideologías. El resultado obtenido fueron tres mesas de lectura conviviendo durante tres días simultáneamente entre rotomartillos, tornos, y grandes muñecos de cartón.




lunes, 15 de febrero de 2010
martes, 2 de febrero de 2010
Afrontar los mares en Cuarenta Barcos de Guerra: Reconfiguración del canon en la poesía mexicana*
Por Arturo Alvar

Para ser hombres y no destructores.
Ezra Pound
En ese debate también surgió el problema del canon, es decir, en el caso de la literatura, el criterio con que se juzga una obra, corriente o generación como válidas y que luego se han instituido para mantener la lógica de los grupos dominantes, los que dictan lo que debe o no pertenecer a la posteridad del Estado y la Cultura nacionales. Sin embargo, en México se estaba fraguando, desde el quehacer independiente, un movimiento cultural que en el ámbito literario ha ido articulando esfuerzos, los cuales rompen con la lógica que confrontaba entre sí a los poetas y sus editoriales, aunque todavía hace falta mucho por madurar.
Sabemos que en nuestro país, el peso de la tradición literaria se ha inclinado más por una crítica oficial, la cual ha desconocido y aún niega de manera sistemática lo que a decir de nuestra imaginación nos parece como evidente, puesto que el canon no es algo definitivo, siempre está en desplazamiento con respecto a las obras, corrientes y generaciones que lo configuran. No nos conformamos con adecuarnos a las corrientes oficiales, ofrecer pleitesías o acudir a las mafias literarias para esperar que se nos publique en una editorial de prestigio; sino que reaccionamos de manera consecuente con los reconocimientos e ideas que otras visiones han logrado cultivar en este ambiente adverso.
La invención de ese futuro posible, donde seamos libres para decidir cuál es el canon que nos apetece destruir, para luego ampliarlo en su pluralidad, nos ha alcanzado a principios del año 2010, que conmemora dos siglos de supuesta independencia nacional, con la publicación de la antología de poesía 40 Barcos de Guerra, en la que se han organizado cuarenta y dos editoriales independientes con la inclusión de 168 poetas de distintos lugares del país. Esto, me parece, busca situar una vanguardia de lucha cultural en el plano de una lógica que, como dice Enrique González Rojo Arthur, está en “contraposición, consciente, beligerante y subversiva, con el estado de cosas habitual”, con lo que este poeta, homenajeado y prologuista de la Antología en cuestión, cree vislumbrar en ello una nueva concepción de la cultura.
Lo anterior quizás porque como poeta, Enrique González Rojo siente y sabe que la realidad imperante nos aprisiona y que es necesario dar un viraje, hasta vernos unos a los otros como semejantes, en lugar de estar compitiendo para ver quién le canta a “la flor más bella” pues, a decir de él, lo importante es entrar en el jardín de la poesía y, una vez entrando ahí, nos daríamos cuenta de que es absurdo pensar en que un jazmín es más bello que una azucena. Inclusive, el autor del libro Poeta en la ventana recomienda a los poetas:
“Hay que asistir puntualmente al momento
en que, sin el menor quejido
la flor comienza a marchitarse
a desdecir belleza
a encontrar en el suelo
la forma polvorienta del descanso”.
O como señaló en términos más políticos Max Rojas, antologado en 40 Barcos de Guerra por la editorial Molinos de Acentos, al respecto de la necesidad de aceptar la otredad: “no podemos darnos el lujo de anularnos unos a los otros”. Por lo que hay que combatir y proseguir juntos los mares que nos afrentan.
Dentro de un seguimiento filosófico que ha cultivado a la par de la poesía, Enrique González Rojo celebra esta alianza de las editoriales de carácter marginal, con la bandera por delante del quehacer independiente. En este sentido crítico, se rompe con el canon tradicional – y con el de un concepto estrecho de independencia-, establecido en la manera de seleccionar los contenidos de antologías, ya que precisamente de manera autogestiva se conformó esta obra, donde las editoriales eligieron a cuatro poetas por cada una de ellas, a los cuales consideraban relevantes ya sea por su calidad poética y/o por ser representativos de su intención literaria.
40 Barcos de Guerra demuestra, desde el momento de su publicación, que este proyecto venció la incredulidad de la crítica oficial que desde un cuarto de siglo atrás ve en los momentos de crisis del país un estado de desesperación para los creadores, motivo incluso de traición de las propias convicciones. Quizá así se explique la retracción ideológica de algunos poetas consagrados a la sombra del pacismo como mafia cultural. A pesar de estas mareas que todo lo devoran, la salida que buscamos es fundamentalmente creativa, con esto se puede lograr, a decir de los compiladores y creadores del concepto antológico, una amplitud del canon desde el quehacer independiente, con el fin de dimensionar el devenir actual de la poesía mexicana, “entendiendo por independencia la situación de una colectividad que no está sometida a la autoridad de otra y que goza de libertad y autonomía”.
*Texto publicado en el número 5 de la revista de sociología de la UAM-AZ, Sapiencia (sociedad en movimiento)
domingo, 31 de enero de 2010
ADICT@S A LA POESÍA
Surcan las letras 40 Barcos de Guerra
Mirna V. Viveros
El año pasado el maestro Raúl Hernández Viveros, quien dirige la Revista Cultura de Veracruz, nos hizo llegar una convocatoria para participar en el proyecto 40 Barcos de Guerra, que Adriano Rémura, Andrés Cardo y Adriana Tafoya —integrantes de VersoDestierrO— lanzaron con el objetivo de promover la poesía marginal contemporánea. La convocatoria estaba dirigida a las editoriales independientes mexicanas que quisieran presentar a cuatro poetas de su preferencia con su respectivo trabajo.
Coincidimos con la intención de nuestros compañeros, editores independientes de VersodestierrO, en cuanto a la necesidad de socializar la poesía. Es por eso que Angélica González, Mirna Romero, Manuel Martínez y la que esto escribe, decidimos participar en tan sugestivo proyecto.
Hace unos días recibimos la magnífica edición del libro 40 barcos de Guerra, antología de poesía presentada por Enrique González Rojo Arthur; realizada con la aportación de 42 proyectos independientes reuniendo la obra de 168 poetas. El libro consta de 624 páginas donde se expresa la palabra de poetas que van de la generación de los 20 a la de los 90, residentes en distintas entidades federativas de la republica mexicana.
Con esta gran pluralidad, tanto de edad de los poetas como de lugar de residencia, 40 Barcos de Guerra nos abre un panorama interesante del quehacer poético nacional en la actualidad.
Cada editorial es un barco que busca, en el mar de las letras, subvertir el orden, hacer la guerra con la palabra para encontrar al navegante solitario que desee abordar la poesía con la vehemencia de un loco bucanero.
Adict@s a la Poesía, donará a cada una de las principales bibliotecas de nuestra ciudad un volumen de este maravilloso libro para que, quien gusta navegar en las tranquilas o borrascosas aguas de la poesía, dirija el timón hacia al corazón, que espera al viento soplando a su favor.
De Manuel Martínez Morales un fragmento del poema Nunca digan que aparece publicado en este libro:
…
Nunca digan
que no estuve aquí
que fui un mal sueño
en el amanecer del caos.
Nunca estuve aquí
ni estuvieron las mujeres
que dijeron amarme
fueron estrellas fugaces
en el anochecer
imaginado
del mundo.
…
No digan nunca
que la primavera
es solamente un poema
que escribí en una noche de insomnio
imaginaria también.
Los invitamos a que asistan el próximo martes 26 de Enero a las 19:30 Hrs en el Café Teatro Tierra Luna, Rayón 18 a nuestra primera sesión poética del 2010. Micrófono abierto y libre para el que guste. Visiten nuestro blog: www.adictosalapoesia.org
sábado, 26 de diciembre de 2009
40 Barcos de Guerra por Javier Moro
Por Javier Moro
El libro de poesía 40 Barcos de Guerra: Antología de poesía y sus editoriales, es resultado de un trabajo coordinado por la editorial capitalina Verso Destierro después del 1er Encuentro de Editoriales Independientes, que se llevó a cabo en el 2008 en las instalaciones del Faro de Oriente.
Un libro que incluye a 42 editoriales o colectivos poéticos (dos más que los que el nombre del título señala) y a más de 160 poetas mexicanos, lo cuál representa un arduo trabajo, sí además tomamos en cuenta la diversidad de voces y alientos poéticos reunidos en esta antología. Sin embargo el resultado de esa propuesta ha visto la luz en un libro de 625 páginas, con un trabajo editorial impecable y que en buena medida viene a demostrar que es posible realizar un trabajo editorial más que digno desde la independencia; desde la marginalidad.Porque no podemos soslayar que la mayoría de las editoriales y colectivos aquí presentados sobreviven de manera autogestiva en un país en el que se han mantenido muy pocos proyectos editoriales independientes en los últimos años.
Javier Moro lee poema de su autoría incluidos en la Antología 40 Barcos de Guerra.
Es cierto que en materia poética existen proyectos editoriales bien cimentados y con un trabajo admirable, pero que finalmente resultan pocos al observar la geografía nacional. Por otro lado el Internet se ha constituido como una de las opciones más importantes para conocer el trabajo poético que se realiza tanto en el país como en el resto de América Latina y España. Sin embargo es triste y preocupante que muchos poetas y lectores simplemente desconozcamos lo que en materia poética se realiza en buena parte de la geografía nacional. Es como sí la poesía fuera la hermana huérfana o abandonada de la literatura mexicana. Una labor que tiene muchos héroes anónimos en una guerra silenciosa en contra del olvido. Una guerra que se vive en las calles, en las librerías, en el mundo editorial en general, y en la cuál la poesía parece llevar las de perder.
Sin embargo el proyecto de Los 40 Barcos… viene a convertirse en una muestra de la vitalidad de la labor editorial independiente en nuestro país, y se constituye en un gran mapa, en lo que a labor poética se refiere. La antología se reconvierte así en un puente, una vía de comunicación que salva lo mismo fronteras geográficas que mentales, al convertirse en un libro incluyente, que no busca marcar barricadas estilísticas, pues lo que busca es dar a conocer la vitalidad y fortaleza de la actividad poética independiente y no cede ante la tentación de encerrarse en los gustos o preferencias estéticas.
Aquí puede radicar una de las debilidades de una antología: para bien o para mal , una antología siempre buscará mostrar una cara específica de la labor poética. Los 40 Barcos es incluyente e independiente, hay toda una gama de posibilidades. No hay escuelas o gustos que prevalezcan sobre los demás. Es una antología democrática en ese sentido. Y desde esa perspectiva su valor aumenta, se capitaliza el trabajo de todas estas editoriales, de todos estos grupos, para dar una visión más amplia de la poesía mexicana actual. Pues en materia poética nada está dicho todavía, y eso es justo lo que una antología como Los 40 Barcos de Guerra viene a decirnos: el territorio poético es ancho y desconocido y se nutre de afluentes y ríos subterráneos. La poesía es un territorio que aun nos reserva misterios y sorpresas. Una antología que nos da la oportunidad de bucear en la mayoría de estos ríos subterráneos que alimentan a la poesía mexicana y adentrarnos en territorios muchas veces desconocidos y sortear caminos distintos, furiosos o románticos.
Jorge Posada hace su aparición y lectura en el 246.
Simplemente una hojeada rápida por el índice nos permite reconocer proyectos de muy distinta índole radicados en estados como Oaxaca, Coahuila, Chiapas, Nuevo león, Estado de México o San Luis Potosí o conocer la labor de una plataforma poética transnacional como la PLACA (Plataforma de Artistas Chilango-Andaluces) lo que nos da cuenta de la diversidad que esta antología guarda en su seno.
Lo que sorprende es precisamente esto, la cantidad y calidad de poetas que realizan una labor silenciosa, una labor de zapa desde sus diferentes trincheras. Una labor a veces poco reconocida, pero que resulta de vital importancia para darle a la poesía un lugar en la vida artística nacional, pues es una poesía vital, intensa, que parece lejana al público mayoritario, pero que está ahí, luchando todos los días por tomar las calles y acercarse a ese público ávido por conocer lo que los jóvenes (y no tanto) poetas tienen que decirles. Una poesía que lucha incesantemente todos los días por sobrevivir y sobresalir en un medio editorial cada día más preocupado por la novedad y deslumbrado por las grandes cifras de venta.Y es que la antología 40 Barcos de Guerra parte de premisas que le llevan la contraria a los efectos del mercado: busca ser, en primer lugar, una antología incluyente que se aleje de gustos y estéticas compartidas por un solo grupo o editor y por tanto ser una antología incluyente que se comporte como un enorme mosaico formado por la labor poética que se realiza en nuestro país. Un mosaico que se abre ante el lector y le enseña una región poco iluminada de la labor editorial y poética nacional, un territorio poco explorado.Y eso es para mí una de las mayores ventajas de esta antología, que tiene la enorme virtud de transformarse en una lámpara que ilumina los caminos subterráneos por los que discurre la poesía mexicana actual: caminos, trazos que pueden ser desconocidos para una gran mayoría, pero que nos muestran aquí su trepidante fortaleza, la fuerza que corre por sus palabras.
Los 40 Barcos es un mapa y una ventana, una lámpara y una aventura. Pero sobre todo la posibilidad de acceder a los ritmos oscuros, a la respiración sedienta. A partir de ahí se pueden haber aciertos o errores, puede gustarnos o no la poesía presentada, pero la labor está hecha: presentar en su magnitud, en su importancia la labor independiente es algo notable, profundamente honesto, en un país en donde muchas veces la palabra "independiente" huele a marginal, a extranjero.
En la mesa de presentadores: Adriana Tafoya, Carlos Ramírez Kobra y Javier Moro.
Sin embargo esta labor no es poca cosa si al final del día nos enteramos de las enormes dificultades con las que se enfrenta esta labor editorial, en un país como el nuestro. Ya sean las editoriales que podríamos llamar grandes o establecidas y mucho más cuando esa labor se hace desde la “independencia” (con todo lo que esto conlleva).Una razón más para aplaudir la llegada a buen puerto de esta armada, de estos 40 navíos de guerra armados de mucho, pero mucho trabajo. Una armada de guerra que nos demuestra que muchas veces la locura y el amor por la poesía son más tenaces que nuestra insufrible y triste realidad.
jueves, 24 de diciembre de 2009
40 Barcos de Guerra en Capulhuac
La cita fue el miércoles 16 de Diciembre de 2009, en punto de las 13:00 horas en el auditorio de la citada casa de estudios, en donde no sólo los alumnos, sino también, público extramuros, pudieron apreciar los comentarios que de la obra hiciera la Editora y poeta Adriana Tafoya. Quien señaló que se trata de una publicación en la que participan 42 proyectos independientes, quienes de manera autogestiva, se aventuraron a integrar la obra con igual número de ópticas. A través de proyectos de autores de diversos estados de la República, quienes se unieron bajo una sola bandera: la palabra vuelta metáfora. Acotó que el mecanismo para reunir el material antologado, consistió en que cada editorial o proyecto propusiera a cuatro poetas para que fuesen convidados a realizar dicha travesía en el mar de las palabras.
Para hacer comprensible a los oyentes los motivos generales de la obra y la importancia que ésta tiene en el espectro literario, Adriana dio lectura a la presentación que Adriano Rémura hace de dicha antología, de la misma se puede rescatar que: “Esta es una antología con nombre de Guerra –una guerra moderna-… que avanza hacia la descentralización y la amplitud de cánones, que da a conocer poesía poco difundida en México.”
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Un margen de alerta: 40 barcos de guerra
Hay muchos poetas, hombres y mujeres, por descubrir o redescubrir,
La creación de antologías ha sido una práctica consecuente en el ambiente literario de las últimas décadas. Bajo distintos criterios de selección, extrapoéticos en su mayoría, se han presentado compilaciones de todo tipo: generales, regionales, temáticas y, sobre todo, generacionales. Infortunadamente, se percibe en casi todas el vicio que alienta su proliferación: la promoción grupal. Los ejemplos al respecto sobran: “anti-logías” que “van dando nombre”, o, mejor dicho, currículum a la luz del amiguismo, o bien el cinismo “antojo-lógico” de los que se compendian porque, sin mayor trámite, “se quieren tanto”. La polémica que despierta la publicación de una nueva antología —apenas superada por la que generan los premios literarios, como el Aguascalientes o el Gilberto Owen—, se debe en gran medida a falta de un método congruente de selección que, casi siempre, apuntala más a las inquietudes del antologador que a la esencia misma del material tratado. En este espectáculo “perverso” que construye prestigio de forma artificial, no siempre es fácil apreciar una propuesta legítima.
Yabel René, durante la presentación de 40 Barcos de Guerra en Capulhuac, Edomex.
El título beligerante no es en vano. La antología representa una lucha contra las mafias literarias —oficiales o no— que viene a demostrar que la edición independiente, lejos de ser expresión subterránea o poco meritoria —un samizdat, como lo bautizó Nicolái Glazkov—, es una forma de entablar un diálogo desde los márgenes de lo establecido. La antología cobija propuestas no del todo aceptadas por la mirada canónica de las instituciones culturales: Clarimonda, revista alternativa mexiquense; Mezcalero Brother’s Ediciones, del contracultural Tianguis del Chopo, los Poetas en Construcción A.C. de Ciudad Nezahualcóyotl, con casi veinte años de trabajo y más de cincuenta títulos publicados, o bien nombres como Bruno Montané Krebs o Mario Raúl Guzmán, que algún tiempo fueron poetas del movimiento infrarrealista (uno de los episodios más ninguneados en la historia de nuestras letras). Más importante: éste es un itinerario que compendia el trabajo independiente que se realiza en los rincones de la provincia y que no siempre tiene resonancia en el centro: Garabatos en Sonora, un estado con menos de diez librerías; La Tarántula Dormida, en Guerrero; Ediciones La Cuadrilla de la Langosta, proyecto México-Chicago o Placa, plataforma de artistas Chilango-Andaluces (también resulta interesante la nómina de autores nacidos en otras latitudes que escriben en México o que mantienen contacto gracias a estas ediciones transnacionales: Sofía Faddeeva, de origen ruso; Eduardo Lucio Molina y Vedia, argentino; o Diego Vaya, español, entre otros).
http://www.puntoenlinea.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=405&Itemid=1